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A
la madrugada del día
siguiente, antes que
nada, los dos amigos
se fueron a entregar
la leche producida en la finca
para los niños del valle.
Luego se dedicaron a la hierba
que habían cortado el primer
día, esparciéndola con la
ayuda de la hileradora Fígaro
– así llamada en memoria del
célebre Barbero de Sevilla, ya
que con sus grandes “peines”
podía alinear el heno.
Después que
Oscar y Tony hubiesen cumplido con sus obligaciones
(antes la obligación que la devoción), Oscar se acercó a
su madre para ayudarla a llenar de líquido a Panzer, el
atomizador: un depósito que repartía simpatía (y no
sólo esto) por todos sus poros! Una vez que Panzer
estuvo enganchado a Tony Tigre, se dirigieron a los
frutales para rociar los árboles.
O
scar se llena de valor y se pone manos a la
obra, ajusta el asiento y el volante a su
medida. Luego engancha a Tony
Tigre uno de los muchos
implementos que su padre había
comprado junto con el tractor:
Atila, el come hierba!
Oscar empezó
conduciendo con
prudencia, pero muy
pronto se dio cuenta que
era muy fácil: un solo pedal
y una sola palanca de control y las ruedas de Tony parecían ligeras
como una pluma.
Oscar y Tony hicieron un trabajo óptimo el primer día, tanto su madre,
que al principio se había opuesto contrariada, terminó por aceptar el
coraje de su hijo, mirándolo con orgullo.
Antes de irse a la cama, Oscar saludó a Tony desde la ventana para
desearle las buenas noches.